Ayotzinapa
On September 23rd 43 students of the teacher’s college in Ayotzinapa, in the state of Guerrero, Mexico, were detained by the police on the way to a protest, and handed over to a local drug cartel. They were tortured and killed, their budies dismembered, dumped in a pit and incinerated. Mexico has been in turmoil since.
We bite the shadow
And in the shadow
The dead appear
As lights and fruit
As beakers of blood
As rocks from the pit
As branches and leaves
Of tender viscera
The hands of the dead
Are drenched in anguish
And twisted gestures
In the shroud of the wind
They bring with them
An insatiable sorrow
This is the land of ditches
Ladies and gentlemen
The land of screams
The land of children in flame
The land of tortured women
The land that barely existed yesterday
And today where it was is forgotten
We are lost between puffs
Of hellish sulphur
And irresistable fires
Our eyes are open
And stuffed
With broken glass
We extend
Our living hands
To the dead and the disappeared
But they back away from us
With a gesture of infinite distance
The bread is burnt
The faces of life are uprooted
And burnt and there are no hands
Nor faces
Nor country
There’s just a vibration
Thick with tears
A long howl
Where we have confused
The living with the dead
Whoever reads this must know
That they were cast into the sea of the smoke
Of cities
Like a sign of the broken spirit
Whoever reads this must also know
That in spite of all
The dead have neither gone
Nor been made to disappear
That the spell of the dead
Is in sunrise and spoon
In foot and cornfield
In sketches and river
We gave to this spell
The calm silver
Of the breeze
To our dead
To our youthful dead
We delivered the bread of the sky
The sprig of waters
The splendor of all sadness
The whiteness of our condemnation
The forgetting of the world
And the shattered memory
Of all that live
Now brothers
It’s best to be silent
To open one’s hands and mind
So as to harvest from the cursed land
The shards of hearts
Of all who are
And all
Who have been
Ayotzinapa
Mordemos la sombra
Y en la sombra
Aparecen los muertos
Como luces y frutos
Como vasos de sangre
Como piedras de abismo
Como ramas y frondas
De dulces vísceras
Los muertos tienen manos
Empapadas de angustia
Y gestos inclinados
En el sudario del viento
Los muertos llevan consigo
Un dolor insaciable
Esto es el país de las fosas
Señoras y señores
Este es el país de los aullidos
Este es el país de los niños en llamas
Este es el país de las mujeres martirizadas
Este es el país que ayer apenas existía
Y ahora no se sabe dónde quedó
Estamos perdidos entre bocanadas
De azufre maldito
Y fogatas arrasadoras
Estamos con los ojos abiertos
Y los ojos los tenemos llenos
De cristales punzantes
Estamos tratando de dar
Nuestras manos de vivos
A los muertos y a los desaparecidos
Pero se alejan y nos abandonan
Con un gesto de infinita lejanía
El pan se quema
Los rostros se queman arrancados
De la vida y no hay manos
Ni hay rostros
Ni hay país
Solamente hay una vibración
Tupida de lágrimas
Un largo grito
Donde nos hemos confundido
Los vivos y los muertos
Quien esto lea debe saber
Que fue lanzado al mar de humo
De las ciudades
Como una señal del espíritu roto
Quien esto lea debe saber también
Que a pesar de todo
Los muertos no se han ido
Ni los han hecho desaparecer
Que la magia de los muertos
Está en el amanecer y en la cuchara
En el pie y en los maizales
En los dibujos y en el río
Demos a esta magia
La plata templada
De la brisa
Entreguemos a los muertos
A nuestros muertos jóvenes
El pan del cielo
La espiga de las aguas
El esplendor de toda tristeza
La blancura de nuestra condena
El olvido del mundo
Y la memoria quebrantada
De todos los vivos
Ahora mejor callarse
Hermanos
Y abrir las manos y la mente
Para poder recoger del suelo maldito
Los corazones despedazados
De todos los que son
Y de todos
Los que han sido
—David Huerta / 2 de noviembre de 2014. Oaxaca ( permission to reprint from the author )