Daniel J. Ayoroa translated from Spanish by Frances Simán and Mihaela Moscaliuc
Ada Byron
It can be said that the first [the Analytical Engine] weaves algebraic drawings,
just as Jacquard’s loom weaves flowers and leaves.
Ada Byron
I
Through a network of windows
I discover that Ada Byron
(daughter of Lord Byron)
devised the first computer algorithm.
A lonely childhood
that seesawed between punishment and reward
the haven of Mary Somerville
—the governess who was also her confidante—
the magic of numbers
her own flying machine
the scientific seeds of adolescence.
Then time flows
into other scenarios:
panoptic strictures
transform the girl
into the Countess of Lovelace.
II
Her memory in these verses
another night in front of my computer
searching, lingering
under the spell of binaries.
I pause and look for Ada Byron
so I may sketch
the blueprint of her flying machine.
But the dream ends
with algorithms.
The warm night embraces me.
No laws of time at the onset of sleep–
only the abyss of the oneiric
that Ada Byron occupies.
She takes my hand and teaches me
the mechanism
of Jacquard’s silk loom,
its punch cards.
I watch the cogs one after another.
Ada Byron fixes her gaze on the machine,
the flowers and colorful weaves
that come to populate the endless silk:
the inexhaustible forest
a world of her making.
III
We walk through the city of fog.
Ada Byron fashions a second device
to calculate functions,
speculate about computing and language.
She writes notes for Babbage’s machine.
The light falls on Note G
to weave algebraic drawings.
IV
I wake up and the city dissolves.
Note G by Ada Byron
lingers on the screen,
luminescent,
a woven portal of infinite algorithms
in front of me
along with an invisible flying machine.
Ada Byron
Puede decirse que la primera teje dibujos algebraicos,
del mismo modo que el telar de Jacquard teje flores y hojas.
Ada Byron
I
A través de una red de ventanas
tengo noticias de que Ada Byron
(hija de Lord Byron)
Intuyó el primer algoritmo de informática.
Una infancia solitaria
en péndulo de castigos y recompensas
el oasis de Mary Somerville
su institutriz y cómplice
la magia de los números
y su propia máquina para volar
gérmenes científicos de adolescente.
Luego el tiempo fluye
en otros escenarios:
omniscientes estructuras
transforman a la niña
en la condesa de Lovelace.
II
Su memoria en estos versos
es otra noche frente al ordenador
de quien se demora
bajo un binario firmamento.
Me detengo y busco a Ada Byron
para dibujar
los planos de su máquina de volar.
Pero el sueño tiene fin
con los algoritmos.
Me abraza la cálida noche.
Mas allá de la vigilia no hay leyes en el tiempo
solo la hondonada de lo onírico
donde está Ada Byron.
Toma mi mano y me enseña
el mecanismo
del telar de seda de Jacquard
y sus tarjetas perforadas.
Observo engranajes sucesivos.
Ada Byron posa su mirada en el autómata
que crea flores y hojas coloridas
que van poblando la seda continua:
floresta inagotable
de un mundo que Ada Byron intuye.
III
Caminamos por la ciudad de la niebla.
Ada Byron recrea un segundo aparato
para el cálculo de funciones
conjetura sobre informática y lenguaje.
Escribe las notas para la máquina de Babbage.
La luz está en la Nota G
para tejer dibujos algebraicos.
IV
Despierto y se disuelve la ciudad.
La Nota G de Ada Byron
permanece en el ordenador
luminiscente
portal tejido de algoritmos infinitos
frente a mí
y a una invisible máquina para volar.